sábado, 14 de junio de 2008

Crónicas...del son nica: Camilo Zapata

por Francisco "Pancho" Cedeño


El día 12 del mes de octubre se conmemora un evento histórico de gran importancia: el descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Esta celebración conocida como el Día de la Raza, es altamente cuestionada por muchos, sobretodo por la inmensa cuota de vidas humanas que representó para los indígenas americanos el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo. Por eso nos parece oportuno reafirmar nuestra identidad compartiendo estas breves notas sobre Don Camilo Zapata, el más grande cantautor nacido en Nicaragua.

Antes de la aparición de Camilo Zapata en el panorama artístico nacional, las canciones que se conocían o se interpretaban eran más que todo las pertenecientes al folklore (provenientes de los antiguos romances y corridos), o aquellas perteneciente a los compositores de la época, que basaron sus creaciones en géneros musicales foráneos, como el vals por ejemplo.

Camilo, que nace un 25 de septiembre de 1917, aparece como compositor en el momento en que los poetas del Movimiento Vanguardia emprendían la búsqueda y la afirmación de la identidad nacional, después de las terribles consecuencias culturales que había dejado la ocupación norteamericana (1926-1933). El escritor nicaragüense Jorge Eduardo Arellano, afirma que no es casual que la publicación de los Poemas Nicaragüenses de Pablo Antonio Cuadra en 1934, coincida con la creación de "Caballito Chontaleño", la primera canción de Camilo Zapata escrita cuando era apenas un quinceañero, naciendo con ella el Son Nica.
Camilo inventa canciones cuyas melodías están en compás de 6/8 (célula rítmica de dos tiempos con tres notas musicales en cada uno de ellos), que es el mismo en que están construidas las melodías de los sones de marimba, pero además logra traspasar ese ritmo a la guitarra, que funge como instrumento acompañante.

En las letras de esas canciones, aparecen por primera vez nuestras toponimias, modismos, refranes, personajes populares, el doble sentido y la picardía, cuestiones de contenido social, en fin, muchos rasgos de la identidad cultural del país rural que era Nicaragua en la primera mitad del siglo XX. Estas letras estarán expresadas con poesía sencilla e ingeniosa, de gran sensibilidad y descripción, en perfecto equilibrio con las melodías en que navegan.

Sus composiciones son muchas y variadas, encontramos boleros, tangos, pasillos, fox trot, valses, villancicos y mazurcas, pero es el son nica el eje fundamental de su obra. El compositor de El Nandaimeño, El Solar de Monimbó, Flor de mi Colina, El Arriero, Juana la Chinandegana, El Marimbero, Minga Rosa Pineda, El Toro de Teodoro, El Sopapo, El Ganado Colorado, Cara al Sol, Teustepe, Campesina Zalamera, por mencionar apenas algunas canciones de su extensa obra, abrió una puerta por la que años después entrarían Erwing Kruger, Jorge Isaac Carballo, Otto de la Rocha, Víctor M. Leiva, Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, cada uno de ellos desde su propia propuesta musical. Simplemente sin Camilo Zapata nuestro canto nacional no tendría la fisonomía con que ahora lo conocemos.

A sus 90 años, Camilo sigue siendo la referencia más importante del canto nicaragüense, porque como dijo el poeta Pablo Antonio Cuadra, fue el creador de manera conciente de “el son que nos baila dentro, en el subconsciente musical del pueblo. Él fue el primero que valoró y dio continuidad culta al ritmo popular más característico de los nicaragüenses”.

No hay comentarios: