jueves, 25 de septiembre de 2008

Camilo Zapata sí tendrá homenaje

Próximo a cumplir 91 años el cantautor será motivo de honores
Cindy Regidor
revista@laprensa.com.ni


Luis Enrique Mejía Godoy, Luis Pastor, el Grupo Tierra Fértil y el Cuarteto Los Juglares se reunirán para rendir un sencillo pero significativo homenaje al cantautor nicaragüenses Camilo Zapata.
Este 25 de septiembre, Zapata cumplirá 91 años de vida, es por eso que los músicos han decidido brindarle honores a este talentoso músico nacional y al son nica.
Zapata es el más importante compositor de música regional y actualmente se encuentra delicado de salud, ya que padece del mal de Alzheimer, pero eso no impedirá que estos artistas se reúnan el jueves 25 de septiembre para realizar un concierto en el que harán un recorrido por la obra de Camilo Zapata.
“Creo injusto que las instituciones y empresas gasten miles y millones de córdobas en eventos de artistas internacionales y que a don Camilo no se le dé el honor que se merece. El reconocimiento a toda su labor tiene que ser en vida”, declaro el músico Luis Pastor González.
Agregó que sumados al interés de homenajear a Camilo Zapata, Norma Helena Gadea y Luis Pastor darán conciertos en nombre del creador del son nica.
Asimismo comentó que él y varios artistas realizaron un spot televisivo acerca de la importancia de Camilo Zapata en la música y la danza.
EN LA DANZA TAMBIÉN
Camilo Zapata además es reconocido por su aporte valioso en la danza, pues junto a la folcloróloga Irene López, fueron fundadores de una de las primeras escuelas de danza en la capital.
“Don Camilo un día se apareció por mi casa para decirme que quería que yo fuera la maestra de una escuela de baile folclórico. Yo no sabía qué era la docencia, pero empezamos los dos poco a poco y abrimos espacios para jóvenes y niños”, cuenta Irene López.
López además agregó que “un homenaje en este momento a Camilo Zapata, aunque no se dé cuenta por su estado de salud, es importantísimo porque resalta su quehacer y sirve para que las nuevas generaciones le conozcan. El Ministerio de Educación debería contemplar que su música y vida sean estudiadas en los colegios”.
En el concierto del jueves en La Casa de los Mejía Godoy, los artistas además de cantar temas de Zapata, interpretarán canciones de Erwin Krüger, Justo Santos, Jorge Isaac Carballo, Otto de la Rocha, Carlos Mejía Godoy y otros temas del folclor nacional.
“Queremos gritarle a Nicaragua que don Camilo cumple 91 años y que es el artista más importante que existe en cuanto a la creación de música nicaragüense”, concluyó Luis Pastor.

HOMENAJES AL CREADOR DEL SON NICA


Camilo Zapata hoy cumple 91 años

Doren Roa
END - 18:19 - 24/09/2008

Hoy, nuestro más importante talento nacional, creador del son nica, Camilo Zapata, arriba a sus 91 años de existencia. Por tal razón, en casa de Los Mejía Godoy se darán cita cantautores nicaragüenses cuya influencia en su quehacer artístico, ha sido marcado por este personaje. Para él y el son nica, vaya un merecido homenaje.

En este concierto producido por LUPA Producciones, con el respaldo del Grupo Tierra Fértil y el Cuarteto Los Juglares, bajo la dirección de Milciades Herrera; se hará un recorrido por la obra de Camilo Zapata, Erwin Krüger, Justo Santos, Jorge Isaac Carballo, Otto de la Rocha, Carlos Mejía Godoy y canciones de Luis Enrique y Luis Pastor, además de temas del folklore nacional: cuatro generaciones de compositores de música nicaragüense.

Luis Enrique Mejía Godoy y Luis Pastor González han hecho un llamado a todos los medios de comunicación y a todos los artistas para que hoy, cada uno, desde su trabajo y sus posibilidades, interprete por lo menos un tema de Camilo Zapata, una manera modesta pero auténtica de reconocer la herencia inmensa que el clarinero mayor del pentagrama nacional nos ha dejado a todos los nicaragüenses.

Camilo y el Alzheimer
Una de las cosas que en entrevista conversamos con Luis Enrique Mejía Godoy es el padecimiento de Camilo Zapata en la actualidad. “Camilo Zapata está enfermo de Alzheimer y desde antes que supiéramos que lo estaba, la Fundación Mejía Godoy le hizo un homenaje cuando cumplió 80 años, titulado ‘Se hace Camilo al andar’, parafraseando una parte del poema de Antonio Machado que hizo famoso Joan Manuel Serrat, que dice ‘Se hace camino al andar’”, recordó el cantautor nicaragüense.

Según la enciclopedia virtual Wikipedia, la enfermedad de Alzheimer (EA), también denominada mal de Alzheimer o simplemente alzhéimer, es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian. La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar.

El homenaje
Volviendo al homenaje que se realizó cuando don Camilo cumplió 80 años, éste se llevó a cabo con la participación de nueve artistas, según datos de Luis Enrique Mejía. “Es quizá la cosa más amplia que se ha hecho (para homenajear al creador del son nica). Después vino el grupo Los de Palacagüina en conjunto con la Camerata Bach, e hicieron un disco que se llama “Los amigos de Camilo Zapata”. Esto se da en 1999, y desde entonces amigos, intelectuales, artistas, músicos, compositores, hemos estado preocupados por su salud, por su edad”, externó Mejía.

Es que fue después de sus ochenta años que a Zapata le detectaron este mal. “La gente lo toma de otra manera y dice ‘es que se le olvidan las cosas o que es la vejez’, pero una cosa es el Alzheimer y otra es la vejez, o que se te apaguen las luces”, comparó Mejía, “y otra que ya no sepás manejar tus órganos vitales y no comés, no dormís, porque el cerebro no te manda ninguna orden… ¡es terrible!”, lamenta el creador de “Pobre la María”.

Mejía rememora una de las últimas veces que vio a Zapata al lado de varios artistas en el Teatro Nacional “Rubén Darío”. Camilo dijo: “Qué bonito el teatro, ¿verdad?”. De ese recuerdo Mejía comenta: “Ha estado tantas veces allí y fue como si nunca había ido… sentí una gran patada”, asegura.

De ahí que Wílmor López, periodista especializado en el campo de la cultura y además promotor de la misma, opinó que “ahora que don Camilo vive en la comarca del olvido, como le llamo al alzheimer, hay que quererlo más, promoverlo no sólo para estas efemérides, sino siempre, en la radio, en la televisión, en los periódicos, en los colegios, en los centros culturales, en los conjuntos de bailes folklóricos”, manifiesta.

“Nosotros sabemos quién es él”, advierte López, “pero ahora él no sabe quiénes somos nosotros. La enfermedad lo hace olvidarse de sus recuerdos artísticos, ni su nombre puede poner. Su familia lo mima cada día y en la tarde de su cumpleaños número 91 le van a partir un queque y una pequeña cena familiar en su nombre, y yo tengo el honor de estar invitado”, confiesa.

Lo positivo
Con gesto de gratitud, una chispa de melancolía en su mirada y con fuerte voz, Mejía Godoy enfatizó que Camilo es un hombre que merece éste y todos los homenajes, “porque es el más importante compositor de la canción regional que ha dado Nicaragua, aparte que ha hecho boleros, tangos y otras cosas, pero el son nica es su creación, el lo inventó, le dio un rostro a la música nicaragüense. Ésa es la mayor herencia de Camilo, aparte de su humildad, su coherencia, su actitud como ser humano; siempre fue una persona recta”, insistió.

Según la historia, Zapata fue diputado del PLI en los años 80, “y me acuerdo una vez que lo fuimos a visitar, independientemente que yo pertenecía al Frente Sandinista, hablábamos de la lucha por los derechos de autor, y eso fue hace veinte y pico de años. Camilo es uno de los iniciadores de esa lucha desde la Asamblea Nacional”, recordó con orgullo Mejía Godoy.

Otro de los vivos recuerdos que el artista guarda en su corazón es que compartió con Zapata diversos escenarios, estudios de grabación, homenajes, encuentros y otras actividades sociales y artísticas. “Y vimos el proceso de Camilo desgastándose. Empezamos a notar que él decía: ‘No, esa canción no es así, yo no escribí eso’, y nosotros creíamos que era una especie de broma, pero era seguramente que estaba atacando la enfermedad”, determinó Mejía.

Homenaje de amor
Mejía Godoy lamenta que el año pasado que Camilo Zapata cumplió noventa años, fue un cumpleaños que pasó sin pena ni gloria y a su parecer tenía que haberse hecho un homenaje nacional independientemente de instituciones, empresas, ideologías o lo que sea, pero que lamentablemente no se hizo.

Por su parte, Wílmor López manifestó que el homenaje a don Camilo Zapata es un acto de cariño y reconocimiento, y tiene un gran valor cultural porque viene de sus hijos dilectos del son nica, ya que ellos son los que le siguen su huella musical, son los continuadores de don Camilo Zapata.

De Camilo nace el son…
López, en su trayectoria de compilador de grandes acontecimientos de la cultura nacional, rememora que Camilo es el creador de la métrica del son nica, “pero no del nombre, pues él le llamó son nicaraguano, después son nícaro, y por último el pueblo lo bautizó con el nombre de son nica y así se quedó”, explicó.

Debido a la admiración, el respeto y las enseñanzas de Camilo, Luis Enrique dice que desde el año pasado se planteó y lo hizo extensivo al Canal 11, “que hiciéramos una campaña para proponer que el 25 de septiembre fuera el día de la música nacional, y no me importa si tiene que ser decreto… no me interesa, yo digo porque me da la gana decirlo, que ese día sea dedicado a la música nacional, porque Camilo Zapata, repito, le dio un rostro a la música nicaragüense mediante el son nica”.

Luis Enrique agrega que es importante darle una fecha a la música nacional, ya que es la mejor expresión de música de cualquier parte del mundo porque es nuestra… “La música de Mozart se celebró en todo el mundo, pero los alemanes y los austriacos lo celebraron con mayor razón; pero Mozart nos pertenece a toda la humanidad, así como Camilo nos pertenece a nosotros, es nuestro Camilo”.

A raíz de eso, además del homenaje en Casa de los Mejía Godoy, hoy se hará un programa especial en Canal 11 en la Revista “De Sol a Sol”, donde se presentarán todos los que interpretan la música de Camilo Zapata. “No importa si son balses, tango, son nica, entre otros”, invitó Mejía.

Los personajes confirmados para participar son Norma Helena Gadea, Juan Solórzano, el Ballet Haydeé Palacios, Carlos Luis Mejía, Wílmor López, Joaquín Absalón Pastora, Luis Pastor, Luis Enrique Mejía Godoy, Ballet de Irene López, entre otros. Del mismo modo, Mejía Godoy propuso que se debería incluir en la programación de las radios nacionales temas de Camilo Zapata, y se diga que hoy es su 91 aniversario.

Sueños
Wílmor López afirmó que tiene un sueño: “Como recopilador y promotor cultural, mi sueño es hacerle a Camilo un documental en formato DVD, con todos los materiales que tengo grabados, para que sirva de promoción de la música nicaragüense en los colegios, centros culturales, y además hasta los nicas en el exterior lo pueden utilizar en sus ferias… solo necesito el apoyo del gobierno o de la Alcaldía de Managua, ya que don Camilo es hijo dilecto de Managua, Orden Salvador Cardenal, además Orden Independencia Cultural Rubén Darío, en honoris causa de la UNAN-Managua, y en fin, es un héroe cultural”, remarcó el periodista.

sábado, 13 de septiembre de 2008

DECIMAS A CAMILO ZAPATA

(En sus noventa años de edad)
Luis Enrique Mejía Godoy, 2007


Puso Camilo Zapata
rostro propio a nuestro son
y le puso corazón
en cada acorde y palabra
como pájaro que labra
en el diapasón su vida
al final quien lo decida
será el pueblo y su memoria
para quedarse en la historia
de nuestra patria querida

Quién no ha escuchado el Solar
marimbeado en su guitarra
con propio estilo que narra
bella estampa regional
cuando es honrado el cantar
la tierra hermosa florece
y nunca el pueblo perece
porque siembra el trovador
nadie duda de este amor
de Camilo pa´su gente

Aprendí del bordoneo
de su guitarra sencilla
a escuchar la maravilla
del son y del zapateo
Caballito Chontaleño
y Minga Rosa Pineda
con su voz flor de reseda
humilde nos fue enseñando
a amar la patria cantando
con su orgullo pinolero


Noventa años ha cumplido
de vivir para cantar
no se puede separar
el arte de lo vivido
es nuestro pueblo testigo
de su hermosa producción
que brota del corazón
de hombre recto y cabal
por eso él es Tayacán
y Clarinero Mayor

Nunca se hará viejo el son
el arte nunca envejece
cuando la vida se crece
también se crece el cantor
que lo diga el corazón
que tiene tanta experiencia
la canción no es una ciencia
pero es fuente de oro y plata
y es Camilo Zapata
nuestra más hermosa herencia!

sábado, 14 de junio de 2008

Decir Camilo Zapata es decir Nicaragua

Tito Leyva

Entrevista a Katia Cardenal

¿Cómo ha influido la música de Camilo Zapata en tu jornada de cantautora e intérprete?

Me ha inspirado a tener ganas de enriquecer lo nuestro al crear, y me llena de orgullo día a día el hecho de saber que tenemos músicos que han traducido nuestros sentimientos en sus canciones.


¿Es Camilo Zapata un imprescindible de la canción nicaragüense?

Decir Camilo Zapata es decir Nicaragua.


¿Cómo debe ser la mejor manera de acompañar el ejemplo de entrega artística y generacional de Camilo Zapata?

Seguir difundiendo y promoviendo la música nica, no perder la fe en que la audiencia nacional sigue queriendo y respetando la música nacional y enseñar a las nuevas generaciones la música que forma parte de nuestra identidad.


De las canciones de Camilo Zapata, ¿cuál es tu preferida y por qué?

Minga Rosa Pineda, por que su lenguaje tan poético dentro del regionalismo que lo caracteriza, por su sensualidad y sutileza a la vez, y por sus melodías tan definidas, alegres y rítmicas

Sin Camilo, nuestro canto no sería igual

Francisco (Pancho) Cedeño

Antes de la aparición de Camilo Zapata en el panorama artístico nacional, las canciones que se conocían o se interpretaban eran más que todo las pertenecientes al folklore (provenientes de los antiguos romances y corridos), o las pertenecientes a los compositores de la época, que basaron sus creaciones en géneros musicales foráneos, como el vals.

Camilo aparece como compositor en el momento en que los poetas del Movimiento de Vanguardia emprendían la búsqueda y la afirmación de la identidad nacional, después de las terribles consecuencias culturales que había dejado la ocupación norteamericana (1926-1933). La publicación de los Poemas Nicaragüenses de Pablo Antonio Cuadra, 1934, coincidió con la creación de Caballito Chontaleño, la primera canción de Camilo Zapata, cuando era apenas un quinceañero.

Camilo crea canciones cuyas melodías están en compás de 6/8 (célula rítmica de dos tiempos con tres notas musicales en cada uno de ellos), que es el mismo en que están construidas las melodías de los sones de marimba, pero, además, logra traspasar ese ritmo a la guitarra, que funge como instrumento acompañante.

En las letras de esas canciones aparecen por primera vez nuestras toponimias, modismos, refranes, personajes populares, el doble sentido y la picardía, cuestiones de contenido social, en fin, muchos rasgos de la identidad cultural del país rural que era Nicaragua en la primera mitad del siglo XX. Estas letras estarán expresadas con poesía sencilla e ingeniosa, de gran sensibilidad y descripción, en perfecto equilibrio con las melodías en que navegan.

Sus composiciones son muchas y variadas, encontramos boleros, tangos, pasillos, fox trot, valses, villancicos y mazurcas. El compositor de El Nandaimeño, El Solar de Monimbó, Flor de mi Colina, El Arriero, Juana la Chinandegana, El Marimbero, Minga Rosa Pineda, El Toro de Teodoro, El Sopapo, El Ganado Colorado, Cara al Sol, Teustepe, Campesina Zalamera, por mencionar apenas algunas canciones de su extensa obra, abrió una puerta en la que años después entrarían Erwing Krüger, Jorge Isaac Carballo, Otto de la Rocha, Víctor M. Leiva, Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, cada uno de ellos desde su propia propuesta musical. Sin Camilo Zapata, nuestro canto nacional no tendría la fisonomía con que ahora lo conocemos.

A sus 90 años, Camilo sigue siendo la referencia más importante del canto nicaragüense, pues, como dijo PAC, fue el creador de manera consciente de “el son que nos baila dentro, en el subconsciente musical del pueblo. Él fue el primero que valoró y dio continuidad culta al ritmo popular más característico de los nicaragüenses”.

Clarinero, creador y amigo

Luis Rocha


Minipresentación

Este artículo fue publicado el 18 de octubre de 1997, con motivo de los ochenta años de Camilo Zapata. Pasado mañana, lunes 25 de septiembre, Camilo llega a sus ochenta y nueve años, y como el afecto es el mismo, lo publicamos nuevamente.

Cuando Camilo Zapata, sin saber por qué, cayó de espaldas sobre la tierra la mañana del 31 de marzo de 1931, tenía catorce años sin cumplir y por supuesto para él fue un total desconcierto ver la estampida nerviosa y desordenada de la gente huyendo de aquel terrible terremoto. Camilo había ido a jugar con unos amigos al patio de la Nicaragua Machinery, esquina opuesta a lo que después sería el Mercado Bóer, y aturdido en un principio tomó la dirección contraria a la de su casa, hasta que percatándose de su error cogió el camino correcto para encontrar a su madre, Amalia Zúniga Urtecho, quien ya lo estaba buscando desesperada.

Camilo había nacido el 25 de septiembre de 1917, en la ciudad de Managua, en el Barrio de la “Escuela de Artes”, a escasos cuarenta metros del gran galerón en donde eran reparadas locomotoras y carruajes del Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, casi a orillas del Lago de Managua y más o menos a quinientos metros al oeste del Parque Frixiones. Su abuelo paterno se llamó Ramón Arnoldo Zapata, y su padre, Benjamín Zapata Ortega, era originario de Chinandega. Su abuelo materno se llamó Camilo Zúniga Urtecho, y su madre, como ya dijimos, Amalia Zúniga Urtecho, originaria de Chinandega.

¿Qué nombre le ponemos?
Pacífico, afable, caballero, buen conversador, creador del Son Nica, “Clarinero Mayor” como lo llama Carlos Mejía Godoy, nunca fue Camilo un hombre polémico, sino que más bien indiscutible. Sin embargo, a la hora que le iban a poner su nombre sí hubo polémica, o al menos discusiones. “Cuenta mi madre -me dice en unas hojas que tituló decires de mi madre- que hubo discusión entre ella y mi padre por el nombre que debía llevar. Mi padre proponía el nombre de mi abuelo paterno, o sea Ramón Arnoldo, y mi madre y todas mis tías el nombre de su padre, o sea Camilo. Cuando mi padre comprendió que era imposible ponerse de acuerdo, furtivamente se fue al Registro Público de Managua y me inscribió como Ramón Arnoldo”.

“Sin embargo sustancialmente fui criado, además de por mi madre, entre tías de la familia Zúniga y por ello, todos acabaron en llamarme con el nombre de ‘Camilo’, o sea el nombre de mi abuelo materno, fallecido antes de que yo naciera, y así fui creciendo entre este ambiente familiar hasta mi adultez, pensando yo que realmente me llamaba Camilo”.

¡Una monografía sobre Camilo Zapata!
Cuando no por lo menos un libro sobre la vida y prolífica obra musical de Camilo Zapata, se hace urgente que estudiantes de algunas de nuestras universidades se den a la tan necesaria tarea de escribir sus tesis o monografías sobre este hombre tan singular, productivo, topógrafo y andariego y cronista del alma musical de lo nicaragüense. Un gran reto espera a quien realice esta grata tarea, pues además de necesaria para todos los nicaragüenses, puede estar seguro de que en Camilo encontrará una fuente inagotable de datos: pura vida, canciones que ha compuesto a lo largo de su fructífera vida y personajes que le fueron y son contemporáneos. Una iniciativa de parte de las universidades para esta labor, quizás hasta pueda culminar, o mejor dicho de seguro podrá culminar en la publicación de esa tesis o monografía en forma de libro, y será un inestimable aporte para la historia de la música nicaragüense.

Y ahí está Camilo como una inagotable Fuente de Castalia, produciendo a todo vapor y según él con más de quinientas canciones, de muchas de las cuales ya no tiene memoria, pues comenzó a componer entre los trece y catorce años y nadie tiene ya registro de todas ellas, pero entre las cuales sí están presentes entre nosotros las siempre antologizables: “Caballito Chontaleño”, “El Cacao”, “El Sopapo”, “El Solar de Monimbó” (que a su gusto es la mejor dentro de las de Son Nica), “Ticuantepe”, “El Toro de Teodoro”, “Amor Pervertido”, “Mi Pueblo”, “Hacienda Boquerón”, “Isabel”, “Teustepe”, “Flor de mi colina”, “Campesina salamera”, “Juana la chinandegana”, “El arriero” (considerada por Salvador Cardenal la primera canción de protesta nicaragüense), “El ganado colorado”, “El marimbero”, “El nandaimeño”, “Un favor te pido”, “Regalame tu pañuelo”, “Meloncito de Zambrana”, “La molienda”, “Mi pueblo”, “Morenita de Subtiava”, “Minga Rosa Pineda” y “El erial”.

De 500 canciones, dice, más de la mitad se han perdido, y es dentro de la música regionalista de donde surge, brioso y pujante, corriendo por todos los cañaverales y colinas de nuestra patria, el Son Nica. Pero su basta producción incluye boleros, tangos, vals, fox, blues, pasillos, etc. y es que desde la corta edad de seis años ya sentía predilección por la música. Aprendió de su hermano Benjamín muchas canciones rancheras mexicanas, pero su deseo más profundo, aunque fallido a tan corta edad, era componer, y fue a esa misma edad que su madre, que era Evangélica Bautista, lo matriculó semi-interno en el Colegio Bautista. A los ocho años ya cantaba con suficiente métrica y entonación, de tal forma que cuando su madre hacía reuniones amistosas-familiares le daba “el honor de cantar frente a esas amistades y familiares”, quienes lo alentaban, así como sus amigos de adolescencia, cuando ya tenía entre trece y catorce años, que es cuando recuerda que comienza a componer.

La estela musical de Camilo Zapata continúa -aunque yo no estoy poniendo sus composiciones en orden cronológico-, con: “Cara al sol”, “Hoy”, “Allí estás tú”, “Cariño”, “Sobran motivos”, “Chico Pérez”, “Tal vez cansada”, “Rival”, “Maribel”, “Aroma en tus cabellos”, “Navidad”, “Tirado al olvido”, “¿Qué me has hecho?”, “Las suegras”, “Primavera”, “Mi pueblo”, “Reconciliación”, “Culpable”, “Mis amores”, “Ya ves” y “Botoncito de flor” para sólo mencionar otras tantas de la infatigable labor de nuestro Clarinero Mayor.

Recuerdos de la infancia
En sus decires de mi madre, agrega: “Mi abuelo materno fue un hacendado de muchos recursos, pero a su muerte no testó y en la distribución de bienes las hijas mujeres, que eran bastantes, recibieron poca cosa del capital. Mi madre era institutriz y con el pequeño recurso de su herencia compró la casita ubicada en el barrio en donde nací, pero cumpliendo con su trabajo fue asignada a una escuela de la ciudad de Rivas, por lo que tuvo que vender la casita en referencia. Para entonces yo tendría tres años y medio”.

“Tengo un vago recuerdo de ese entonces. En Rivas vivíamos en una casa de tambo y construcción alargada. Tenía dos apartamentos: En uno vivíamos nosotros y contiguo vivía Julio Martínez (quien tiempo después fuera el propietario de la pujante empresa “Julio Martínez”). Cuenta mi madre que con este último tenía fraternal amistad y que un día nos metimos a la cocina de Julio, y que entre él y yo nos comimos un huacal de sal”.

“Como consecuencia de aquella hartada, cada quien apareció en su respectiva vivienda, timbón y pidiendo agua constantemente. Averiguado el origen de aquella sed tan anormal, nos pusieron lavativas y purgantes hasta lograr aliviarnos”.

“De regreso a Managua mi madre compró una casa mucho mejor, por la Escuela de Artes”, y allí vivimos hasta cumplir yo los cinco años y medio. Esta Avenida Bolívar era una calle angosta, de tierra, y las aceras eran altas. Durante el invierno se convertía en un caudaloso río de agua sucia y muy peligroso por su torrente y velocidad. En esta vivienda padecí de sarampión y quizás por la fiebre que produce este mal, una vez estaba delirando. Resulta que a pesar del gran cariño que le tengo a los perros, estando acostado en mi tijera creí ver acercarse un perrito negro que presurosamente se introdujo debajo de mi cama. Lleno de terror grité, y mi madre y hermanos llegaron corriendo. Les dije lo que había visto: Buscaron y no encontraron nada”.

Otros recuerdos
Posteriormente la madre de Camilo negoció el cambio de aquella casa por otra ubicada de la esquina oeste del Parquecito San Pedro, dos cuadras al oeste y más o menos sesenta metros al sur, a mano izquierda. Ya no volvieron a aparecer los perritos negros y poco a poco Camilo, repleto de canciones, sigue adentrándose en su madurez.

Hace poco más de dos años me llevé a Camilo Zapata a un encuentro histórico en Estelí, propiciado de común acuerdo con nuestro amigo el Dr. Ulises González. Se trataba de una guitarreada en la que iban a estar don Felipe Urrutia y sus cachorros, el Dr. Wilfredo Álvarez quien también iba con nosotros y “otros músicos y poetas”. Don Felipe no conocía a Camilo y por ello aquel encuentro cálido, espirituoso y fraternal, fue realmente histórico y apoteósico. Toda una mañana y una tarde de mazurcas y polcas norteñas por un lado, y sones nicas por el otro, con toda clase de música de por medio. Pero lo más interesante de todo fue que en los descansos o “intermedios’’ Camilo se desaparecía misteriosamente. Fue entonces que averigüé que no andaba buscando al perrito negro de su infancia. Tigre, aunque no viejo ni echado, Camilo estaba cazando una preciosa adolescente de ojos azules, muy norteña, que con la maliciosa complicidad de sus padres, correspondía amable y dulcemente a los galanteos del Clarinero Mayor. Daisy Francisca Quintero Herrera se llama la nínfula que calentó la frente de Camilo y también la de Felipe Urrutia. Una tanda más de canciones y Daisy estaba definitivamente inclinada a favor de Camilo, quien ya posaba estrechando a la bella muchacha. Pero como al mejor mico se le cae el zapote, en uno de sus paseítos por el corredor junto con la muchacha, se encontró con una señora que cargaba una niña de quizá un año de edad, y muy orondo le preguntó a la señora: “¿Y esa niña quién es?” -“Su cuñada”- le respondió pícaramente la madre de Daisy.

Entre la memoria y el recuerdo de Camilo Zapata

Auxiliadora Rosales
auxiliadora.rosales@laprensa.com.ni

A sus 86 años con Alzahaimer y un mal que ha dañado uno de sus mayores tesoros, la garganta, Camilo Zapata es una de nuestras grandes glorias vivientes, que se impone con su picardía al paso del tiempo y las adversidades.

Aunque aparentemente se le ve bien arreglado y cuidado, asegura que por sus problemas de salud evita presentarse en público y sobre todo se le esconde a la prensa, para evitar la distorsión de algunos hechos, que quizás ha olvidado.

Vive en Valle Dorado junto a uno de sus hijos y nietos, quienes lo quieren y respetan.

El clarinero mayor sufre de pérdida de memoria, pero lo que no ha perdido es su humildad y picardía. Es como decimos en buen nicaragüense “jodedor” y alegre.

Por haber recogido en el son nica la esencia musical de nuestro pueblo, ha sido merecedor de muchos reconocimientos y premios, el más reciente y quizás el más importante ha sido la medalla de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).



—Antes de venir a platicar con usted, estuve leyendo los artículos más recientes que han escrito y en algunos de ellos vi que hay imprecisiones en sus datos biográficos. ¿Será que el reportero se equivocó?

—Qué bueno que leíste sobre mí, así vos podés platicarme mejor sobre mi vida. (ríe) La verdad es que sufro de pérdida de memoria y a veces digo cosas que no son. Por eso evito hablar en público y hasta me le escondo a la prensa, para evitar errores.

Y cuando trato de recordar y esforzarme es peor, entonces mejor evito hacerlo. Pero lo bueno de este olvido es que también se me olvida que debo. (ríe)



—¿Qué han dicho los médicos de su estado de salud?

—Nada. Sólo tomate esto, esto otro, pero ninguno da, lo de mi garganta es lo que más me preocupa, porque es la base de mis composiciones y si estoy mal de mi garganta todo sale mal.

Estoy cansado, he visitado los mejores médicos y nadie ha hecho nada.



—¿Y las letras de sus canciones se le olvidan?

—(ríe) No, las letras de mis canciones no, porque todas las tengo escritas y las vivo leyendo.

Primero las escribo y luego le pongo música. También las canto para oír qué tal quedan, aunque para pasar la música al pentagrama tengo el apoyo de un amigo que se llama Agustín Narváez, yo se las canto y él las transcribe al pentagrama.



—¿Qué hace Camilo Zapata en su vida cotidiana?

—Desde que me levanto busco papel y lápiz y me pongo a escribir, aunque a veces no tengo deseos y cuando tengo ganas escribo hasta dos canciones diarias.



—¿Qué se siente ser profeta en su tierra, tan querido y admirado?

—Pues, definitivamente estoy tan agradecido de todo el pueblo de Nicaragua. Y por eso sólo concurro en público cuando me quieren dar algún homenaje.



—Muchos de sus temas tienen nombres de mujeres. ¿Fue muy enamorado en su juventud?

—Sí, es verdad era enamorado, pero no extremadamente. Me gustan las hembras, siempre he tenido amigas y sobre todo me han solicitado.



—¿Minga Rosa Pineda a quien es dedicada, existe el personaje?

—(ríe) La persona existe, vive en Ocotal, pero cuando la hice no lo sabía. Cuando la compuse me gustó el nombre, se me vino a la cabeza y ya.

Y le voy a platicar que en un acto público, hace ya varios años, una francesa se me acercó y me dijo: “Yo sé dónde está Minga Rosa Pineda”. Así le contesté, qué barbaridad la ando buscando.

Y ella me dijo: “Yo lo voy a llevar”. Hasta que acordamos ir a buscar a Minga Rosa Pineda, cuando la tuve de frente hablamos dos o tres cosas.



—¿De todas sus composiciones a cuál de ellas le tiene más aprecio?

—Yo las quiero a todas, pero la que más aprecio es El Solar de Monimbó, fue una de mis primeras composiciones, y le gustó mucho al pueblo nicaragüense. Es algo que llena el espíritu.

Lo escribí lejos de ese lugar durante un almuerzo al que me invitaron en Chinandega, pero pensaba en ese momento en Monimbó y salió.



—¿A qué edad empezó a componer?

—Desde muy chavalo, a los siete años, para mí sólo eran disparates, pero mis compañeros de clases me hacían rueda para oír mis disparates.



—¿Cómo ha hecho para no perder la humildad?

—Cómo la humildad es muy barata (ríe), me ha sido fácil. No, francamente mi carácter es así, no creo que sea yo el papá de Tarzán. Yo agradezco mucho que mis hermanos nicaragüenses me hayan dado tantas oportunidades de cantarles.



—¿Usted vivió alguna vez del arte?

—No, nunca he vivido del arte, yo he sido topógrafo, comerciante. He hecho de todo.



—¿Qué opina de los nuevos valores de la música?

—Pues fíjese que no he oído hablar más que de los Mejía Godoy que son muy buenos y de Otto de la Rocha que también es mi amigo, de ahí no te puedo decir nada.

LA MEDICINA

Según sus familiares para tratar el Alzahaimer que sufre el creador del son nica, tiene que tomar Excelo, cuyo frasco tiene un valor de casi dos mil córdobas y le dura un mes, además complementos vitamínicos acompañado de una buena alimentación.